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Desde la última conferencia de 2018 el planeta experimentó un episodio triple de La Niña entre septiembre de 2020 y febrero de 2023, el primer registrado en el siglo XII. Luego, entre febrero y marzo de 2023 se observó un incremento significativo de la Temperatura Superficial del Mar en el Pacifico Oriental, sobre todo en la región costera de Sudamérica, que casi inmediatamente aumentó las lluvias que impactaron de forma significativa las regiones costeras del Ecuador y del Perú. A partir de junio de 2023 este calentamiento se extendió también a la región del Pacífico Central y diferentes instituciones climáticas declararon el fenómeno de El Niño 2023-2024.
A diferencia de eventos históricos anteriores, en este último se observó también un calentamiento simultaneo de todas las regiones oceánicas del planeta, lo que nos conduce a un escenario relativamente desconocido en cuánto a los impactos que puede generar. Además, el año de 2023 ha sido el más cálido desde que se tienen registros, siendo que los meses de junio, julio, agosto y septiembre rompieron récords mensuales de temperatura.
Algunos de los impactos significativos ya observados asociados a El Niño 2023-2024 han sido las sequías en Panamá y en la Amazonía, que han generado problemas en el comercio local e internacional, así como graves problemas sociales y ecosistémicos. Por otro lado, se han observado también lluvias intensas en el centro de Chile y sur de Brasil que culminaron con desastres ambientales llevando incluso a la pérdida de vidas. Esto solo por mencionar algunos ejemplos.
Las Naciones Unidas en la resolución 78/152 de la 78ª Asamblea General, que trató de la reducción de riesgos de desastres, ha expresado su preocupación sobre el desarrollo de El Niño de 2023-2024 que ha generado impactos profundos en el ambiente, economía y en la sociedad alrededor del planeta, especialmente en países en vías de desarrollo. En este sentido, reiteraron la importancia de crear y/o fortalecer mecanismos para estar preparados para enfrentar las amenazas climáticas, incluyendo El Niño Oscilación del Sur. Entre las principales recomendaciones instan a fortalecer la cooperación internacional para el desarrollo de estrategias informadas sobre el riesgo, incluidos los sistemas de alerta temprana, las herramientas financieras de transferencia de riesgo y financiamiento basado en pronósticos, para minimizar los daños y garantizar una respuesta oportuna a las poblaciones afectadas y desarrollar resiliencia y prepararse para los siguientes eventos.
En este sentido, se propone el desarrollo de la V Conferencia Internacional del ENOS a realizarse en Guayaquil, en el mes de septiembre de 2024 y en esta oportunidad, además de la ciencia de El Niño Oscilación del Sur, se propone integrar también los actores clave en gestión de riesgos. Este enfoque inédito busca disminuir la barrera entre la ciencia y la tomada de decisión para la prevención de desastres.